9 COSAS QUE NO SE HACER CUANDO VIAJO

Generalmente como viajera que soy, en mi entorno siempre tengo fama de: atrevida, intrépida, valiente… pero en realidad cuando viajo también tengo mis limitaciones. 

La semana pasada, Alejandra, la autora del blog de viajes "Viajar cueste lo que cueste", me ha retado a que continúe con la cadena de post titulada: “las 9 cosas que no sé hacer cuando viajo”.  

Tras recibir esta nominación, confieso que me ha encantado redactar esta entrada, ya que nunca antes me había planteado cuales eran mis debilidades como viajera y gracias a esta invitación, he podido reflexionar sobre ellas. Aquí os las muestro:

1- Montar a caballo:

Se trata de una actividad muy típica ofertada para viajeros en las zonas rurales de todo el mundo, pero me considero negada a ello. No le encuentro ninguna gracia a ir montada sobre un animalito botando incómodamente. Las pocas veces que he montado a caballo me he sentido realmente incomoda y con ganas de terminar el paseo cuanto antes.

Montando a caballo en Venezuela

2- Viajar con tecnología:

Comencé a viajar mucho antes de que existiesen internet y los móviles. Hoy en día, aunque el viajero puede optar por llevar consigo un gran despliegue tecnológico para ir contando el viaje  mientras recorre el mundo, yo
no me animo a ello. Durante el viaje prefiero disfrutar sólo del viaje, eso sí, no me gusta quedarme desconectada de mi familia en caso de emergencia y entro en pánico si mi móvil no coge señal al llegar a otro país.

3- Orientarme:

¡Lo que me cuesta leer un mapa y situarme!! En realidad es una de las cosas más imprescindibles para un viajero, pero de lo que menos me gusta hacer.

Mapa de Nicosia en Chipre

Orientarme cuando viajo es una necesidad a la que tengo que recurrir a la fuerza si viajo sola, pero si voy acompañada, siempre le dejo este cargo a mi marido.

4- Pasear por un zoco árabe:

Entrar a un zoco es algo que me supera. Después de mi mala experiencia de acoso por parte de los vendedores en el zoco de Marrakesh, decidí que no volvería a pisar uno. A pesar de haberme quedado a las puertas de los zocos más famosos del mundo: como en el gran bazar de Estambul y el Cairo, o el mercado de las especias en Nueva Delhi, prefiero renunciar a disfrutar de ver cosas bonitas que antes que sentirme agobiada.

Zoco en Marruecos Fez

5- Darme un lujo:

Siempre viajo con poco presupuesto, y aunque podría de vez en cuando darme un lujo (como alojarme en hoteles de 4 estrellas o cenar en restaurantes caros), no lo hago nunca, ya que cuanto más gaste en un viaje menos tendré para el siguiente… en fin esta es una de las debilidades típicas de las personas viajero-adictas.

Hotel Sheraton Santiago de Chile 5 estrellas

6- Dormir bien:

¿Por qué no existen las persianas en otros países?? Quizá sean los nervios de estar de viaje, las calles ruidosas, dormir en una cama desconocida o en un incomodo medio de transporte…  pero siempre necesito un apoyo para dormir en mis viajes al cual denomino: “kit de sueño” (tapones, antifaz y dormidinas…) envidio a los viajeros que se duermen en cualquier sitio, aunque tengo que admitir que en esto he mejorado mucho en los últimos años

Tren cama en Egipto

7- Pasear en bicicleta:

Lo mismo que montar a caballo, para montar en bici me considero negada total. Esta actividad es muy típica cuando se viaja a ciudades de los países bajos y alguien te invita a un paseo en bici. En ciudad montada en bicicleta soy un peligro constante y las poquísimas veces que me he visto comprometida a biciclear lo he pasado realmente mal.

Paseando en bici en Holanda

8- Comprar regalos:

Varios recuerdos de lo más exótico que me he traído de algunos destinos lejanos por la necesidad de comprar un recuerdo del país visitado, pero que después me los he encontrado igualitos en las tiendas de chinos o en el barrio de Lavapies en Madrid por la mitad de precio. De hecho, desde hace tiempo tomé la decisión de que en mis viajes compraría sólo cosas que no pueda conseguir en España.

Figuras soldados terracota vendibles en Xian

9- Alojarme en invierno en hostels sin calefacción:

Para los irlandeses debe ser muy normal: llegar en invierno a la habitación un hostel a las 22h  con 5 grados de temperatura y no tener puesta la calefacción!! Pues para mi es algo horrible, así que no tardo nada en bajar a recepción y pedir que me le enciendan. Viajando por Sudamérica, donde en muchos sitios los hostels no tienen calefacción central, no paro hasta que me consiguen una estufita.

Para seguir la cadena de nominaciones, me encantaría saber cuáles son las 9 cosas que Cristina, del blog "Ida y vuelta"  no sabe hacer cuando viaja. 

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